V. El principio lógico-dialéctico

Habíamos dejado asentado que, de acuerdo con el pensamiento filosófico de los zapotecas, todas las cosas dicen relación o per­te­nen­cia al ser. Pues bien, esta relación o pertenencia (nunaguenda) de las cosas todas para con el ser, se expresa y explica, en el pen­sa­mien­to zapoteca, gracias a un principio lógico-dialéctico, equi­va­len­te en su forma y contenido, en su fuerza y virtud al lógos de la filosofía griega, es decir, a la razón objetiva o palabra mental que en la lengua zapoteca se expresa por el vocablo: didcha con las mismas acepciones, con la misma fecundidad que la palabra lógos. Dato éste de sumo interés porque en ningún otro idioma, con excepción del zapoteca, encontramos un vocablo que se ajuste, y con creces, al término griego de referencia; lo que co­rro­bo­ra elocuentemente el espíritu filosófico; el páthos metafísico que animaba a los zapotecas o vinniguláza. Precisamente este didcha (lógos) que llevamos a cuestas es el principio que expresa y explica la relación o pertenencia de las cosas, con el ser.

Y esta relación que las cosas dicen al ser es nunaguenda. Nuna­guenda viene del verbo hrunaguenda que específicamente sig­ni­fi­ca: “argüir ser”, “implicar ser”, “aludir al ser”, “pertenecer”, “atribuir” y que es la equivalencia en zapoteco del verbo “ser”. Decir, por ejemplo, “este es” equivale en zapoteco a decir: “este arguye ser”, “este pertenece o dice relación al ser”. Decir que “algo es bueno” significa prístinamente en zapoteco: “algo per­te­ne­ce o dice relación al ser-bueno”. Y así de lo demás. Francisco Pimentel al afirmar en su Tratado de Filología Mexicana que el zapoteco carece de verbo sustantivo no paró mientes en este ver­bo ontológico. Y no digamos Francisco Pimentel; pero ni si­quie­ra el ilustre Juan de Córdova, con toda su perspicacia, reparó en ello. Lo cual no es de extrañar, pues ¿qué otra cosa podría es­pe­rar­se cuando se enfrentan dos mentalidades radicalmente dis­tin­tas, dos modos de pensamiento y, por lo tanto, dos formas de expresión?

Ahora bien. No hay que confundir nunaguenda (pertenencia o relación al ser) con la participación. Ésta es la relación a la causa ejemplar, paradigma, modelo o arquetipo. Nunaguenda, en cam­bio, es la relación a la “Gran Parturienta”. La participación es el camino del poeta o artista. Nunaguenda es el camino del tameme; pero del tameme que lleva a cuestas el lógos o razón (didcha). La poesía y el arte requieren del modelo, de la idea eterna de la obra. El lógos requiere del ser. Por eso el tameme que lleva a cuestas al lógos busca a la “Gran Parturienta”. El ser parió también al lógos.

Platón define a la Idea como: “lo que es” (ho estin ὅ ἐστιν); luego es hija también de la “Gran Parturienta”. (una sonrisa preñada de ironía alumbró de labios de los vinniguenda viendo cojear aquí al divino Hefaistos).

El contenido, pues, del lógos zapoteca es nunaguenda o sea la relación de pertenencia de todas las cosas, al ser.

Conocer (hrunibea) consistirá entonces no más que escuchar a­ten­ta­men­te al verbo o lógos; consistirá no más que en pesar o medir la relación que existe entre las cosas y su principio. En efecto. El conocimiento (guendarunibea) es la determinación del peso o medida para ver qué cosas arguyen menos o más ser, para ver qué cosas son relativas y qué absolutas: porque todo depende del lazo (débil o fuerte) que les ata con el principio. El co­no­ci­mien­to es una como balanza que señala la justeza o equilibrio de las cosas para con el ser por medio del fiel (bea). Bea: “peso o medida” es la aguja de la balanza o fiel y viene a ser, en el pensamiento zapoteca, el punto de vista o skopós (σκοπός) del conocimiento.

Si se trata de cosas finitas, la balanza se inclinará necesariamente porque hay diferencia de peso; pero si se trata del hijo nacido ab æterno entonces la balanza se mantendrá en perfecto equilibrio, en una identidad absoluta del hijo con la Gran Parturienta.

La estructuración del pensamiento científico zapoteca se hace sí bajo la regulación del principio de no-contradicción; pero no según la fórmula clásica: “es imposible que una misma cosa sea y no sea según el mismo respecto”, sino según esta otra acorde al contenido del lógos zapoteca: “nada puede, bajo la misma razón, decir y no decir relación al ser”.

Cabe observar, en este capítulo, que los zapotecas poseían ya una terminología bastante elaborada para estructurar metódica y sistemáticamente su pensamiento. Desde luego, el uso corriente de esta terminología era exclusivamente de los que habían pasado por Xaguié: máximo centro de cultura de entonces.


Siguiente: VI. El estilo de filosofar. El principio psicológico.


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