Agradecemos la gentileza del maestro Óscar Martínez Olivera por acceder a la presentación de este evento virtual en Biguixhe, el servicio de conexión a Internet proporcionado por la Fundación Bisuriqui.

Se trata de seis acuarelas en formato 8 x 11". La foto del maestro Óscar es de Rogelio Cuellar.

Óscar Martínez Olivera nació en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, en 1951. Estudió dos años pintura y escultura en "La Esmeralda". Desde 1977 ha participado en multitud de exposiciones colectivas, ha sido becado por la Dirección General de Cultura y Recreación del estado de Oaxaca. En 1984 obtuvo el primer lugar en pintura y mención honorífica en dibujo y grabado en el concurso "Primer Premio de Artes Plásticas" en la Ciudad de Oaxaca, donde participaron como jurado Raquél Tibol, Florencia Riestra y Roberto Doníz.

A continuación presentamos fragmentos de un artículo de Víctor de la Cruz  publicado en el diario Noticias, de la ciudad de Oaxaca, el 3 de diciembre de 1997:

Luchando a brazo partido con el calor del Istmo y el marasmo ideológico que viven los líderes políticos, la intelectualidad y los artistas en Juchitán, Óscar Martínez ha sido fiel a su causa, tanto política como estética. Por la primera ha gastado no poco de su talento y energía decorando bardas como parte de la difusión política llevada a cabo por la COCEI en los pueblos de la región, donde sus colores estridentes lucen y compiten con la inclemencia lumínica del sol tropical que reverbera en las semiáridas tierras del sur del Istmo. Si por la primera ha sido marginado por las instituciones culturales oficiales y oficiosas, por la segunda ha sido excluido de las galerías privadas, como la Ponce, por no aceptar convertirse en un fabricante de sucedáneos para quienes no pueden comprar obras de los grandes maestros oaxaqueños. Es decir, ha buscado un lenguaje y color propios, a pesar del costo que esta fidelidad hacia su libertad de creación artística ha tenido para él.

En tiempos en que se premian las mutaciones ideológicas y políticas no nos debe extrañar esta marginación, pues las fidelidades de Óscar Martínez lo han mantenido al lado de las causas populares y perdidas; entre ellas la de la Casa de la Cultura de Juchitán.

Aunque Óscar Martínez sigue fiel a los símbolos y colores de su lenguaje pictórico, la seguridad que va alcanzando en éste -con el proceso de madurez- lo ha llevado a jugar con este lenguaje, como sabe hacer todo artista verdadero. No es que haya eliminado dentro de su iconografía los símbolos de su mundo psíquico que lo distinguen: sombreros, hachas, pájaros, etcétera. Sino que ahora sus figuras alargadas hacia arriba, en perspectiva vertical, han empezado a sufrir un proceso de descomposición cubista hasta casi llegar al abstraccionismo, como en algunas acuarelas del "Album de Oaxaca."

Víctor de la Cruz

 

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